Sian, quien vive en Gales, es uno caso de los alrededor de 1,3 millones de personas en Reino Unido que viven con Covid de larga duración, lo que representa más del 2% de la nación.
“No puedo manejar lejos, me olvido de cerrar las puertas, quemo la comida. Y cuando estoy leyendo, mi cerebro convierte unas palabras en otras. Pierdo la concentración”, le dice esta mujer de 43 años al periodista de la BBC Owain Clarke.
Duran más de cuatro semanas y pueden incluir cansancio extremo, dificultad para respirar, palpitaciones, dolor en las articulaciones o cambios en el gusto y el olfato.
Griffiths contrajo Covid en mayo de 2020 cuando trabajaba como fisioterapeuta en el servicio británico de salud pública (NHS).
Relata que antes de enfermar “estaba bien, tenía un trabajo a tiempo completo y andaba en bicicleta por las montañas y recorría 64 kilómetros en carretera”.
«Ahora tengo que tener a mi mamá y a mi papá básicamente tratando de recordarme que haga cosas todo el tiempo. Es desgarrador”, resalta.
Un especialista le dijo que nadara para recuperarse. Ahora se dedica a la natación en aguas abiertas tres veces a la semana en el norte de Gales, cerca de su casa.

“Se siente como si la niebla desapareciera, puedo pensar un poco más claro”, asegura.
“Dura alrededor de una hora y media después de que salgo y espero que cuanto más lo haga, el efecto durará un poco más”.
Para la natación utiliza un traje de neopreno que la ayuda a la comprensión de la sangre y el oxígeno del cerebro.
Pero hay veces en que se siente avergonzada por salir de la casa para ir a nadar pero no para ir al trabajo.
Los profesionales de la salud todavía están aprendiendo cómo lidiar con el Covid prolongado.